Un 7 de Abril de 1928: Insurrección cívico-militar contra Juan Vicente Gómez
Movimiento insurreccional de carácter cívico-militar, liderado por
Rafael Alvarado Franco, en contra de la dictadura de Juan Vicente Gómez. Su
principal protagonista Alvarado Franco era un instructor de artillería, nacido
en 1898 en Nirgua (Edo. Yaracuy), quien había realizado cursos de
especialización y mejoramiento en Perú. La insurrección estalló al amanecer del
7 de abril de 1928 en el cuartel de Miraflores (por eso se le conoce también
como Sublevación del Cuartel de Miraflores), sede teórica del Poder Ejecutivo,
pues el presidente de la República para ese entonces, general Juan Vicente
Gómez, había fijado su residencia en Maracay (Edo. Aragua) desde donde conducía
al país. Dirigida por el propio capitán Rafael Alvarado contó con la
cooperación de los subtenientes Rafael Antonio Barrios, Agustín Fernández,
Leonardo Leefmans y Faustino Valero; los cadetes de la Escuela Militar, Elezar
López Wolkmar (hijo del general Eleazar López Contreras; entonces jefe de la
guarnición de Caracas), Antonio J. Ovalles Olavaria, Benjamín Delgado Leefmans
y Armando J. Chávez; algunos sargentos; los estudiantes universitarios Jesús
Miralles, Fidel Rotondaro, Germán Tortosa, Francisco Rivas Lázaro, Antonio
Arráiz, Juan José Palacios, Luis Manuel García, Gustavo Tejera y César Camejo;
el dentista Rafael Franco; hijo; Francisco Betancourt Sosa; el capitán chileno
Pedro Dubournais; los trabajadores Aurelio Esparragosa y Julio Naranjo, varios
miembros de la Federación de Estudiantes Venezolanos y obreros de la fábrica de
vidrio de Maiquetía.
Aunque los alzados lograron
controlar el cuartel de Miraflores, cuando se dirigieron al Cuartel San Carlos
para hacer lo mismo, se encontraron con que los allí comprometidos habían sido
dominados por el propio general López Contreras. A pesar que el movimiento fue
sofocado con facilidad por el gobierno de Gómez, el mismo demostró la
existencia de tendencias contrarias al gomecismo, pero que no provenían del
viejo caudillismo del siglo XIX. Años después el capitán Alvarado declararía
sobre la sublevación: «...después de la fiesta de los estudiantes comprendí que
el estado de ánimo del pueblo de Venezuela, en un momento dado, era posible que
acompañara a un individuo de ideas nuevas (sin ser socialista) hasta la
realización de un plan preconcebido...». En definitiva, todos los involucrados
en la sublevación fueron detenidos y juzgados bajo condiciones de tortura y
sevicia. El capitán Alvarado murió en la prisión del castillo de Puerto
Cabello, el 12 de diciembre de 1933 y la mayoría de sus compañeros permanecieron
en la cárcel hasta la muerte del general Gómez en diciembre de 1935. A manera
de anécdota, tenemos que el expediente contentivo del juicio estuvo
desaparecido hasta que, en 1977, fue localizado por Alexis Gallegos, hijo del
novelista Rómulo Gallegos, quien lo entregó al historiador Rafael Ramón
Castellanos que lo publicó, el año siguiente con notas y comentarios.
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